miércoles, 30 de octubre de 2013

Thamel...


"…bajé en dirección a la plaza Durbar, por una de las callejuelas de Thamel, evitando el gentío, como así, los motociclistas que con sus bocinas parecieran arrearnos a su antojo, cuando a la vuelta de una esquina, en un negocio de telas multicolores estaba ella… el color de su piel, quizás sus ojos y aquella mirada, atravesaron mis pensamientos por mientras con la cámara buscaba el mejor ángulo que pudiese tener, para no olvidar el instante o el momento preciso…pues como decía un viejo amigo y maestro… en la eterna ronda de la vida, a pocos les es dado la dicha de reencontrarse una vez más… no tengo claro si la foto reflejará el instante, pero me quedaré con la sonrisa que me regaló al partir… no hay dudas que me trajo recuerdos de "La Flor Inexistente" de Miguel Serrano, aquellas sabias palabras que una vez escribió: 

«…aunque estés casado habrás de morir un día. La muerte llega para todos. La diferencia es ésta: vendrá una joven con una flor y te rozará con ellos los labios o la frente. También es posible que la flor venga sola. Y entonces tú saltarás a esa flor y te quedarás en ella. Parece difícil; pero es el resultado del trabajo, de la espera de tu vida, en especial de tus bodas. También puede ocurrir que la joven con la flor no llegue nunca. Pero será lo mismo. Porque esa flor en la que tú entras, es el fruto final de tu alma, es tu última creación. Y aunque no exista diferencia, parecerá como que la hubiera, parecerá como que la hubiera…» 

...en estas calles de Kathmandú, y de eso no cabe dudas, encontré una de las flores de la vida…pero ella no quiso recordarlo o tal vez no pudo.  Al partir, me sonrío, como queriendome decir; sigamos juntos... sigamos jugando... porque ésta vida no tiene fin, así el amor... en la ronda del eterno retorno..."

Kathmandú, mayo de 2010.





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